¿Qué es la fe? Cada suceso que el hombre entiende por su propio razonamiento que es para bien, todavía no es suficiente para decir que posee la fe que “Todo es para bien”. Porque lo que se entiende por medio del intelecto, no tiene relación alguna con la fe. La esencia de la fe está sólo en el lugar donde la razón cesa y no se entiende con el intelecto. Dicho de otro modo, donde la razón del hombre le dice que algo es malo, y se desprende de ella y cree que es para bien, se alegra y Le agradece al Creador con todo su corazón - sólo entonces se puede decir que posee la fe que “Todo es para bien”. Cuando al hombre le sucede algo que contradice a su voluntad, él debe anularla frente a la Voluntad Divina. Y esto es imposible realizar sin la creencia que “Todo es para bien”, porque ¿quién aceptará que le llegue algo malo? Pero por medio de esta creencia, el hombre entiende que el Creador tiene un determinado motivo para cada cosa. Sólo Él sabe su camino y por lo tanto, con la fuerza de esta fe puede anular su voluntad frente a la de Él, recibiendo con amor todo lo que debe pasar en este mundo. Todo es bueno. Cuando el hombre y la mujer se fortalecen en la creencia que “Todo es para bien”, en realidad todo les irá bien. “Porque en verdad, si todos hubieran obedecido a la Toráh que enseña a creer siempre que todo lo que el Creador hace es para bien, y que se debe alabarle y agradecerle en cada situación sea como sea, ciertamente que se desvanecerían todas las angustias y todos los exilios, y entonces la completa Redención ya habría llegado al mundo”. Incluso el hombre que todavía no logró cumplir la Ley Divina y sus Preceptos, y según ella tendría que sufrir aflicciones, si cree que “Todo es para bien” y agradece al Creador por todo, es suficiente para que se le anulen la mayoría de los castigos y de los sufrimientos. Esto es debido a que en su simple fe él cumple el objetivo de la Creación, y así mitiga una gran parte de la Ira Divina. Porque la esencia de la Ira Divina que hay en el mundo, y por la que llegan todos los castigos y sufrimientos, es por la fe deficiente que es el aspecto de la idolatría. Cuando desaparece este tipo de idolatría del mundo (de las personas), entonces también desaparece la Ira Divina. Con mayor razón, el hombre que se esfuerza para cumplir con los Preceptos Divinos, aunque todavía fracasa al tratar de hacerlo, si sólo mantiene esta virtud de aceptar todo con amor, ciertamente que tendrá una vida muy dulce. Un maestro, se encontró con un caso que demuestra esto en forma extraordinaria. Al terminar una de sus lecciones, se le aproximó un hombre que parecía estar lejos de observar los Preceptos. Le contó al maestro que llegó a su lección sobre el agradecimiento y la fe que “Todo es para bien”. Le contó que ya un tiempo empezó a vivir de esa forma, a agradecerle al Creador por cada cosa y observó cómo siempre todo le salía bien, por eso, cuando escuchó que habla de ese tema, quiso encontrar al maestro y atestiguar sobre la veracidad de las cosas. “¿Cómo llegaste a esta creencia?”, le preguntó el maestro. Contó el hombre que un día leyó en la Biblia el libro de Job. Llegó a la parte donde la esposa de Job trata de persuadirlo a no creer en el Creador que le trae tantos sufrimientos, y la respuesta de Job fue (Job 2:10): “Tú hablas como una de las impías. ¿Hemos de recibir acaso el bien de Dios y no hemos de recibir el mal?”. Estas palabras le penetraron en el corazón, y lo estimuló a entender que esta es ciertamente la verdad absoluta; el hombre tiene que recibir el mal con amor. El adoptó que desde ese momento agradecería todo y aceptaría todo con alegría, sea lo que sea. ¡Y he aquí, que maravilla! ¡Su vida cambio totalmente para bien! Desde que comenzó a hablar cada día con el Creador y agradecerle, consultarle y pedirle todo lo necesario en su propia lengua, ve todo el tiempo milagros y prodigios ve cómo el Creador lo supervisa y le convierte todo para bien, tiene éxito en todos sus asuntos y ocupaciones. En resumen, él vive una feliz vida de fe. ¡¿Cómo no estar alegre?! Cuando no se tiene fe en que Dios controla cada minuto de nuestra vida esencialmente es porque no da las gracias de lo que recibe; porque no acepta la Supervisión del Creador con amor y con fe; porque está triste y nunca está satisfecho. Todas estas reclamaciones son de mucho peso en el Cielo, pues la fe es la satisfacción del Creador. Él no tiene satisfacción de los Preceptos cumplidos por el hombre si no lo llevan a vivir con fe y aceptar todo lo que le sucede con alegría. ¡Debes entender muy bien! La mayoría de los sufrimientos son debidos generalmente a que no se agradece por todo. Cuando si lo haces, está más cerca de la finalidad que tú, y el Creador siente mucho más placer de él tal cómo eres, sólo debido a que crees en Él”. El objetivo de todos los Preceptos, es que creamos en nuestro Dios, y que Le agradezcamos a Él que nos creó. Y esta es la intención de la Creación y no hay otra razón. No tiene el Creador otra voluntad salvo que el hombre sepa esto, y que Le agradezca”. La explicación es que el reconocimiento en el Creador, la creencia en Su Liderazgo y el agradecimiento que llega después, esa es la finalidad de la creación del universo, y si no fuera por eso, no tendría el Creador ninguna voluntad en Sus criaturas... Lo más hermoso que hay es conocer a nuestro creador como él es, ¿cómo podemos conocer al eterno? Creyendo en su palabra y cumpliendo cada mandamiento que él nos manda ¿cuál es el propósito para nuestra vida? Es conseguir la fe. La fe viene por el oír la palabra de Dios, así Dios lo estipulado y el eterno ha puesto en nosotros ese deseo de buscarle, y en beneficio de ello él se muestra a cada uno de nosotros con amor, con dulzura, abriendo su mano siempre para bendecir a aquellos que creen en él. Lo más acogedor de todo es que él siempre tiene las manos abiertas para recibirte y para enseñarte a caminar en fe (en fidelidad a él, si tú crees en su palabra encontrarás la verdadera fe) Gracias padre eterno por este nuevo día de tú no estás permitiendo caminar en tu palabra, no permitas que nuestro intelecto se orgullezca de pensar que lo que tenemos es por nuestro esfuerzo y nuestra inteligencia, no lo permitas porque eso no viene de ti sino del diablo. Ayúdanos a entender en este día la lección que tú tienes para cada uno de nosotros para que podamos ser sal y luz en este lugar donde tú nos has puesto para tu gloria y honra. Haz que en nosotros crezca el deseo de buscarte cada día y buscar agradecerte todo lo que tú nos provees y estar satisfecho con lo que tenemos, a ti sea la gloria el poder y la honra por los siglos de los siglos. En el nombre de tu hijo Yesuha el mesías. Amén. |