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Fe es oración

Hoy vamos a empezar hablando de la relación entre el hombre y Dios, ¿qué se necesita para comunicarse? Se necesita tener algo que decir, algo que hablar, algo que compartir. Esto es lo primero que tenemos que entender cuando queremos hablar con el creador del universo. Es necesario que tengamos nuestro corazón dispuesto y preparado para hablar con él.

El medio que tenemos para hablar y tener sincronización con Dios es por medio de la oración hoy vamos a hablar de la oración. ¿Qué es la oración? La oración es la necesidad que tiene el hombre de hablar con su creador, él puso en nosotros ese deseo de hablar con él por eso nuestra tendencia sea cual sea nuestra condición es hablar con él. Cuando nos va bien estamos felices, contentos, y todo nos acontece según nuestros deseos más bien nos olvidamos de Dios. Pero cuando estamos pasando por problemas económicos, problemas de salud, problemas matrimoniales, problemas con los hijos, entonces es cuando aparece en nosotros un sentimiento de buscar a Dios; esto es triste porque no debería de ser así, sino más bien deberíamos estar siempre agradecidos y contentos con Dios por lo que tenemos y por lo que él nos da porque es lo que realmente necesitamos.

Cuando realmente estamos en dificultades es cuando más buscamos la comunión con Dios y esto es una relación personal e íntima entonces la oración tiene que ser o más bien el diálogo con Dios tiene que ser fluido, concreto.

También tenemos que recordar que la oración no es para cambiar a Dios si no es para cambiar nuestro corazón perverso y malvado que nosotros tenemos, entonces esto lo tenemos que tener claro porque si no entraremos en “el lloriqueo” ¿qué es el lloriqueo? Lloriqueo es estar haciendo vanas repeticiones a Dios y quejándote porque no te da lo que tú le pides eso es en esencia el lloriqueo, por eso tenemos que evitar el lloriqueo. También la oración es donde nuestra alma se comunica con Dios y aparece en nosotros el deseo de obedecer a Dios y eso es fidelidad a Dios y eso produce en nosotros fe y vamos hablar de la fe y la oración.

En verdad, todo hombre tiene fe, sólo que la mayoría de la gente no la “vive”; no sabe cómo activar la enorme fuerza, la más fuerte y única que tiene en este mundo, la fe. Porque la esencia del poder de la fe se expresa sólo cuando el hombre, por medio de ella, habla con el Creador sobre todas sus necesidades. Si la fe del hombre no lo lleva a conversar con el Creador, no es una fe completa. Por lo tanto, siempre que hablamos de fe, su significado es la oración.

La fe es oración, como está escrito (Éxodo 17:12 Pero las manos de Moisés se le cansaban. Entonces tomaron una piedra y la pusieron debajo de él, y se sentó en ella; y Aarón y Hur le sostenían las manos, uno de un lado y otro del otro. Así estuvieron sus manos firmes hasta que se puso el sol.): “Y sus brazos (de Moisés) se mantuvieron elevados con fe” - y su explicación es que sus manos estaban extendidas en oración. Debemos saber que la oración está por sobre lo natural. Las leyes de la naturaleza obligan que las cosas sean de una forma, y la oración las cambia. Para esto se necesita fe, para tener la creencia que hay un Creador y en su mano el poder de innovar cada cosa según Su Voluntad. Hay varias faltas que impiden al hombre vivir con fe:

              La falta de creencia en la existencia del Creador en forma perceptible y activa, es decir que no reconoce que Él existe y supervisa cada detalle de su vida. Su fe se resume en que hay un Creador del Universo y en su opinión, Él está ahí en algún lugar en el Cielo y no interviene en la vida diaria del hombre. Por eso, no piensa en dirigirse a Él ni cuando tiene una gran necesidad.

              La falta de creencia que cada persona tiene la tuerza y el derecho de dirigirse al Creador en un idioma simple, pedirle ayuda en cada asunto, asesorarse con Él, contarle sus angustias y hacerlo partícipe en todas sus cosas.

              La falta de creencia que el Creador escucha sus oraciones y las de toda criatura.

              La falta de creencia que el Creador lo ama y que quiere ayudar a cada criatura, especialmente a quien se dirige a Él y le habla.

              La falta de creencia que la Misericordia, la Benevolencia y la Bondad del Creador no tienen límites, ni cantidad ni medida y que Su infinita Compasión es suficiente para ayudarle en cada situación - también cuando no se lo merece.

Debemos creer que el Creador nos ama siempre, espera escuchar nuestras oraciones, atiende cada palabra que sale de nuestra boca, quiere ayudamos y beneficiamos. Debemos creer que toda la finalidad de la Creación se debe a que Él quiso favorecemos y compadecerse de nosotros. El más grande placer que tiene el Creador es que el hombre tenga todo lo bueno y que prospere en la vida. Esto es lo que hace crecer Su Gloria. El Creador posee una infinita e ilimitada Misericordia que puede ayudamos y salvarnos hasta en la más dura situación, aunque no lo merezcamos - sólo dirigiéndonos a Él.

El hombre que cree en esto, ciertamente se dirige al Creador en cualquier momento, le cuenta todo lo que le pasa y todas las dificultades que tiene, le agradece, le pide cada cosa que le falta y se aconseja con Él.

La fuerza de la oración

¡Debes comprender bien! Si tuvieras una verdadera fe, podrías conseguir en tu conversación con el Creador, con tus simples palabras, toda la bendición que necesitas, sin ninguna limitación natural. Por medio de la oración se puede conseguir todo, hasta modificar las leyes de la naturaleza. Así como el Creador es todopoderoso, todo el que se dirige a él será bendecido. Como vemos en el Pentateuco que está lleno de sucesos sobre los líderes del pueblo de Israel y sus profetas, quienes hicieron milagros y prodigios completamente sobrenaturales - todo mediante la fuerza de la oración.

Hasta a la persona más pequeña y miserable - el Creador escucha y ve, le supervisa, quiere su bien y siempre está dispuesto a ayudarle. Inmediatamente cuando la persona se dirige al Creador con fe, con el objetivo de conocerlo y acercarse a él, con sus propias palabras, con completa sencillez, podrá conseguir con su pedido cada cosa y reparar toda imperfección que exista. Pues por medio de la oración que se ora con completa fe, supuestamente activamos al Creador a cumplir nuestro pedido.

Debemos acordamos de la regla siguiente: Siempre que hay una carencia - o no se oró nada sobre ella, o se tuvo poca convicción, el significado es que si el hombre orara con suficiente fe, podría reparar cualquier imperfección.

¿Cuál es la explicación de esto? Existe una ley espiritual, que no es menos infalible que las leyes conocidas de la naturaleza, que toda oración que ora el hombre cuyo objetivo es conocer y acercarse al Creador, es eficaz. Sólo que hay algunas cosas que necesitan una cantidad determinada convicción, y hay otras que necesitan otra exigencia de convicción, pero ciertamente que una gran exigencia de convicción es eficaz en todos los casos. Si el hombre cree en esto, tiene convicción en sus oraciones lo necesario recibirá su pedido, como dijo un Sabio: “Quien cree en su oración - su oración no vuelve vacía”.

Y así vimos en Moisés: cada vez que le ocurría una desgracia al pueblo de Israel, incluso cuando Dios por sí mismo quiso destruirlo - oró hasta que logró anular el Juicio Divino. Y no sólo eso, sino que incluso recibió en cambio un buen regalo, una extraordinaria bendición para el Pueblo Elegido.

Cuentan los antiguos Sabios que cuando se le decretó a Moisés no entrar en la tierra de Israel, El oró y suplicó hasta que Dios mismo le dijo (Deuteronomio 3:26Pero el SEÑOR se enojó conmigo a causa de vosotros, y no me escuchó; y el SEÑOR me dijo: "¡Basta! No me hables más de esto.).

El resultado de lo antedicho es que mientras el Creador no ordena al hombre interrumpir su oración, ¡el hombre puede y necesita orar hasta recibir su descanso!

Todo esto es relevante para el hombre cuya intención y voluntad es cumplir su propósito en la vida, que es conocer y acercarse al Todopoderoso, y entonces seguro que toda oración suya es aceptada. Pero el hombre que ora sobre cosas contrarias a la Voluntad del Creador, que no se sorprenda si sus oraciones no son recibidas y todavía conseguirá Su enojo. ¿Esto a qué se parece? Al hijo que pide a su padre: “Dame cien mil euros”. El padre le pregunta: “¿Para qué necesitas tanto dinero?”. “Para comprar muchos camiones llenos de basura, ensuciar tu casa y luego destruirla”, contesta el hijo.

Por supuesto que este padre no sólo no le da el dinero que pidió, sino que también se enojará por su gran desvergüenza. Lo mismo pasa con el hombre que pide al Creador que le conceda malos deseos y apetitos, que le de suerte para hacer sólo más transgresiones y pecados, destruyendo y ensuciando primeramente su cuerpo y luego el mundo. (1Co_6:19  ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu del Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20  Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.)

Por otro lado, la oración del hombre cuya intención es acercarse a Él y conocerlo, construye el mundo y lo embellece, y por supuesto que el Creador se alegra con su oración y la recibe. Y también si su pedido no es recibido inmediatamente, es debido a que Él está sediento y añorando más convicción en las oraciones como esas.

“No la fuerza del caballo Él desea...”

Muchos de los antedichos detalles para la aclaración de la fe y otros que aclararemos a continuación, faltan en los seres humanos. Por eso, los hombres no saben la fuerza que tienen en sus propias manos - la fuerza de la fe - y no la aprovechan para acercarse al Creador y mejorar sus vidas. Como se ha dicho, hay hombres cuya fe se contenta en que hay un Creador del Universo, o que creen en una fuerza superior que tiene una oculta influencia sobre sus vidas. Ellos no asocian su vida cotidiana y todos sus detalles con la Divina Supervisión, creyendo que esa es la Voluntad del Creador.

Todas las cosas de la vida, desde los casos más simples, como un niño que no obedece a su padre, o una mujer que grita a su marido, hasta los casos más graves, como los problemas de salud o de sustento, todo debe estar relacionado con la fe, creyendo que así el Creador quiere. En cada dificultad o privación que tenemos, debemos hablar con el Creador y pedirle que nos permita saber cuál es Su Voluntad respecto a nosotros en todo lo que nos sucede.

Si tú crees que todo proviene del Creador, ¡¿entonces por qué no hablas con Él de cada cosa!? Esta es la señal que no crees que sólo Él puede ayudarte. Es señal que debes fortalecer tu fe.

Es esta la Voluntad del Creador: que el hombre lo reconozca siempre, que en cada cosa que Él le trae a su vida cotidiana se dirija a él, le pida que le haga entender qué es lo que desea de él y solicite Su ayuda.

El Creador de ninguna manera está interesado en artificios y grandes esfuerzos de parte de los hombres, como está escrito (Salmos 147:10-11): “No la fuerza del caballo Él desea, ni quiere las piernas del hombre. El Eterno desea a los que Le temen, a los que esperan Su Misericordia”. Es decir, que al Creador no le interesa que demuestres las realizaciones de tus “caballos” (de tu fuerza), o sea todo tipo de fuerzas, de artificios de la naturaleza y de la tecnología que están a tu disposición; ni la fuerza de tus “piernas”, o sea tu resistencia y dureza frente a las adversidades de la vida, sino que Él quiere que Le ores, que Le temas y pidas Su Generosidad. Por medio de nuestra conversación con el Creador sobre cada cosa, nos acostumbramos a creer en Él y verlo en cada momento de nuestra vida. Esto nos estimula a agradecerle y a orar por todo, sin que seamos forzados a esto por medio de todo tipo de tribulaciones.

La fuerza de la fe

Vemos que gracias a la fe, no sólo este mundo está muy bien entendido, sino que la fe es la fuerza más grande que tenemos. Gracias a esta fuerza podemos superar fácilmente y con éxito cada dificultad, prueba o crisis en todas las áreas: sustento, matrimonio, educación de los hijos, espiritualidad, etc. De verdad, si reflexionamos bien, vemos que la fe es la única fuerza en el mundo que está siempre disponible al hombre, y que lo acompaña en todas las situaciones y en todos los momentos de su vida - incluso después de su muerte. Sin esta fuerza, hay situaciones y pruebas en las que el hombre queda desesperado y desamparado. Experiencias que destruyen su espíritu, y pueden llevarlo al desmoronamiento y la destrucción de su vida.

Es importante saber que toda desesperación y amargura, se debe sólo a la falta de fe. El hombre piensa que en la situación en que se encuentra, no hay ninguna solución y por eso pierde toda su esperanza. Pero quien tiene fe, sabe que no hay ninguna situación de la que Dios no pueda salvarlo. ( 1Co_10:13  No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla). Como vimos en el caso del Rey Ezequías, que cuando el profeta Isaías, hijo de Amoz, le profetizó que le fue decretada la muerte, le contestó: (“2Re_20:1  En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías, hijo de Amoz, y le dijo: Así dice el SEÑOR: "Pon tu casa en orden, porque morirás y no vivirás.") Esto es lo que he aprendido en la casa de mi abuelo (el Rey David): Incluso cuando una afilada espada está colocada sobre el cuello del hombre — no se impida a sí mismo la Misericordia Divina”. Es decir, que él no evito la oración que es el estimulante de la Misericordia Divina. Debemos saber, que aunque según la ley de la naturaleza no hay ninguna posibilidad, ¡por medio de la oración ciertamente la hay!

Cuando el hombre sufre experiencias y situaciones difíciles y se fortalece con fe, creyendo que le llegaron por la Supervisión Divina, no por casualidad o por ley natural, y se dirige al Creador, entonces supera todas las dificultades con éxito. Y no sólo esto, sino que ellas mismas enriquecen su espíritu. Y lo principal -tiene el mérito de conocer al Creador, que es esta la finalidad por la que fue creado. Por lo tanto, esta es la meta de todas las penas y tribulaciones que hay en el mundo acercarlo al Creador, no alejarlo.

En conclusión, como ya dijo uno de los Justos: “El que tiene fe - su vida es vida. Este hombre disfruta siempre de sus días. Cuando le va como desea - por supuesto se siente bien, y cuando no es así y hasta tiene sufrimientos, también está bien, pues está seguro que de todas maneras el Creador se compadecerá de él más adelante y finalmente todo mejorará. Porque en vista que todo proviene del Creador, por supuesto que todo es para bien. Pero, el que no tiene fe, su vida no es vida en absoluto. En el momento que le sucede una desgracia, pierde toda su vitalidad. No tiene con qué consolarse y animarse, no puede ver nada bueno pues vive sin el Creador y sin Su Supervisión. Pero si tuviera fe, qué buena y hermosa podría ser su vida...”. No permitas que tu vida sea una vida sin sentido sino por medio de la fe, por medio de creer en la fidelidad de Dios se puede conseguir cualquier cosa. Nuestro señor Yesuha dijo que si tuviéramos fe como un granito de mostaza pediríamos a un monte échate al mar y lo haría, este debe de ser nuestra meta conseguir creer plenamente en el creador del universo y que esa fe que puede mover montañas esté en cada uno de nosotros y que la deseemos como la comida que necesitamos para vivir. Gracias padre por este día nuevo que tú nos das para que podamos aprender de lo que tú nos vas a dar en este día, con personas que vamos hablar con situaciones que nos van a acontecer señor ayúdanos a ser sal y luz en este lugar donde tú nos has puesto y que podamos gozarnos de tus bendiciones y de tus milagros que vas hacer en este día en cada uno de nosotros, bendito seas Dios eterno por los siglos de los siglos. Amen.