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Cumplir tu misión

Siguiendo con nuestra devoción al hoy vamos a tocar un tema complicado y en muchas ocasiones difícil de entender para nuestra mente. Nos vamos hacer algunas preguntas, como; ¿te has preguntado alguna vez por qué estás aquí? ¿Qué hago en este mundo? ¿Cuál es mi misión? ¿Por qué no me complace todo lo que hago en plenitud? ¿Para qué estoy aquí debajo del sol? ¿Qué misión tengo que cumplir en este lugar donde el creador me ha puesto? Son preguntas que seguramente han venido alguna que otra vez a nuestra mente y no hemos encontrado una respuesta concreta, pero vamos a reflexionar, y meditar sobre cuáles nuestra misión según la perspectiva de Dios en este mundo y que es lo que desea Dios de nuestras vidas para que entendamos que comprendamos cual es nuestro trabajo, y cuales nuestro designio en todo lo que hacemos.

Cada hombre llega a este mundo con una misión. Su vida en este mundo no es una vida de permanencia, sino empieza y termina según la corrección de su alma y su misión en la vida. Cuando una persona muere - de cualquier manera que sea - su muerte proviene de una ordenanza del Creador, exactamente en el momento y en la forma que Él determinó. Alguna persona viene a este mundo para vivir setenta años, otra para veinte años, y otra para cinco años...; a uno le fue decretado que no completará sus días, mientras a otro se le agregarán más años de vida. Hay muchas diferencias entre un caso y otro, cálculos Celestiales ocultos, derechos y deberes, momentos anteriores y más.

Hay almas que llegan a corregir algo muy específico, y enseguida después que lo hacen, dejan este mundo y vuelven a su lugar en el Paraíso. Generalmente, después de la muerte de estos seres, la gente que les conoció se da cuenta que eran excepcionales - casi sin inclinación al mal, muy amables y delicados. Por eso no tenemos que sorprendemos cuando vemos jóvenes que aparentemente no pecaron, fueron aparentemente buenos, e intempestivamente murieron - es que simplemente completaron lo que vinieron a hacer.

Sólo el creador del universo tiene el control de cada vida humana y él decide cuándo se acaba cada vida, no nos tiene que sorprender el hecho de que el determina cuándo se acaba tu vida en esta vida debajo del sol, aunque no tenemos los acontecimientos de cada persona el señor Si los tiene y él decide cuándo dejas este cuerpo sea para resurrección eterna o para muerte eterna.

Debemos saber que existe una regla espiritual muy importante - “Donde la Mala Inclinación se intensifica sobre el hombre - allí mismo está la corrección de su alma”. Por lo tanto, el hecho que aquellas personas fueron tan buenas y especiales aparentemente, casi sin malas inclinaciones y especialmente bondadosas, indica que vinieron a este mundo únicamente para una muy específico perfeccionamiento del alma, mientras que la mayoría de la gente, como vemos a nuestro alrededor, está llena de malas inclinaciones, lo que demuestra que vinieron a hacer muchas cosas.

Nuestra alma vino aquí a la tierra para qué aprendiera a discernir entre el bien y el mal ya que Adán y Eva pecaron y por medio de desobedecer a Dios entró la transgresión (el pecado) en este mundo que Dios había hecho perfecto. Ellos prefirieron conocer lo que les aportaría el árbol del bien y el alma, el señor les dijo que si comían de el, moriría, ellos tomaron esa decisión y a causa de ello ahora nosotros estamos bajo esa maldición ¿hasta cuándo? Hasta que vino el señor de señores, el rey de reyes y dio su vida en la cruz de la enseñanza (el calvario) el redimió a su pueblo primeramente y a toda la humanidad por medio de ese sacrificio, el cual es para vida, porque el nos trae la esperanza de la resurrección, la esperanza de que todos aquellos que cumplimos sus mandamientos, sus ordenanzas, sus enseñanzas, como el gas cumplió aquí en la tierra que teniendo la gloria se hizo siervo para servir a los hombres hasta dar su vida por cada uno de nosotros, ahora viene la pregunta ¿cuál será tu misión aquí debajo del sol? Llevar las buenas nuevas de salvación a todos los pueblos de la tierra, el señor tiene un remanente en todo lugar de la tierra, en cualquier rincón del planeta tierra tiene un remanente hijos fieles que le sirven en escrito bien verdad, ese eres tú que estás escuchando o leyendo estas palabras de ánimo y alegría, tenemos la esperanza que el volverá, porque el día resucitó y es la señal de que si él lo hizo nosotros también lo haremos de igual manera entonces es San tiene que ser nuestra esperanza, nuestro gozo, es cierto que vemos muchas cosas que no entendemos y comprendemos en su totalidad pero tenemos que saber que el está en control de todo no hay nada que a él se le escape, y cuando vemos personas jóvenes que mueren, estadísticas de gente joven con el ictus que muere continuamente en los hospitales, nos hacemos preguntas; ¿cómo tan pronto dejas este lugar?.

Cuando vemos o escuchamos de una persona que murió joven; todos nos estremecemos frente a la realidad de la muerte, pero en verdad, deberíamos estremecernos y despertamos mucho más cuando vemos un hombre que muere viejo, en lo máximo de su vida. ¿Por qué? Porque cuando muere una persona joven, eso no demuestra nada ya que es un caso extraño, y todavía podremos pensar que “a mí no me pasará”. Pero cuando muere un anciano, esto demuestra en forma inequívoca que al final ¡todo hombre morirá! Esto debe despertar a cada uno de nosotros para que no pasemos toda nuestra vida dormitando en este mundo, sino buscando a Dios cada día que Dios nos permite vivir aquí debajo del sol que es una bendición, es para que nuestro perfeccionamiento sea completado para vivir eternamente cuando venga el señor Yesuha el mesías a reinar en este mundo.

Nuestra esperanza siempre tiene que estar más allá de debajo del sol, en el tercer cielo donde mora nuestro señor Dios eterno, esa tiene que ser nuestra esperanza y nuestros anhelo de estar ese día magnífico en las bodas del Cordero, esa tiene que ser nuestra prioridad, entonces no tenemos que olvidarnos del mundo venidero.

A veces una persona que comienza andar por el camino de la fe, recibe un golpe y se pregunta: “¿Por qué justamente ahora que comencé a conducirme según la Voluntad Divina, recibo semejante golpe? Ahora que empecé a esforzarme a cumplir los Preceptos Divinos... ¡¿Esta es la fe y su recompensa?!”.

O vemos a alguien que comenzó a ir por el recto camino y de pronto le sucedió una desgracia, y preguntamos: “¿Qué es esto? ¿Cómo puede ser? ¿Ahora que se esforzó en cumplir con la Voluntad del Creador, lo apropiado era que viviera muchos años, y sorpresivamente muere?”.

Muchos preguntan sobre los grandes desastres y tragedias mundiales como el Holocausto, como el tsunami de Japón, como el terremoto del Tíbet etc. ¿Cómo permitió el Creador que les sucediera algo así a tantas personas y entre ellos miles y miles de justos y piadosos que cumplieron con Su Voluntad? Todas estas preguntas surgen porque la gente se olvida que este mundo no es lo esencial y que el hombre viene aquí en una misión. Si nos acordáramos que existe un Mundo Venidero y que el hombre viene a este mundo para cumplir un propósito espiritual, se terminarían todas las preguntas.

Perfeccionamientos del alma.

La creencia en el Mundo Venidero es la base de la auténtica fe. Muchos de los enigmas de la vida reciben un sentido completamente distinto, cuando se entiende que la existencia del hombre en este mundo es sólo una parte de un completo camino que ha empezado mucho antes de su nacimiento, y que seguirá mucho después de su muerte.

El único consejo es fortalecerse en la simple fe que todo está bajo el control del Todopoderoso, y todo lo que hace - es para el eterno bien de cada uno. Cuando el hombre estará alegre con lo suyo, creyendo que está bajo la Supervisión del Creador y que todo está bajo Su control para su bien eterno, sólo entonces podrá saber cuál es su propio camino en la vida.

El hombre en este mundo no sabe cuál es la corrección que vino a completar - no sabe cuándo la completará - y no sabe cómo dejará este mundo. Aun así, es apropiado que consideremos en nuestro corazón la cuestión del día de nuestra muerte. El Rey Salomón, el más Sabio de todos los hombres, aconsejó (Eclesiastés 7:2): “Es mejor ir a la casa de duelo, que a la casa del festín, porque aquello es el fin de todo hombre, y el que está vivo debe poner esto en su corazón”.

A primera vista se deduce del Eclesiastés, que es preferible para el hombre ir a la casa de duelo para ver el fin de cada uno y entender que ese será también su fin. Sorprendentemente, vemos que todas las personas son testigos en su vida de muchas muertes y entierros, y a pesar de todo, eso no les estimula a pensar en su fin y en su meta. Hasta médicos y enfermeras en cuyas manos pasan muchos enfermos terminales y agonizantes y son testigos en su vida de muchísimas muertes - no se despiertan de ninguna manera. Por el contrario, algunos de ellos están sumergidos en la inmoralidad más que otras personas. Incluso los sepultureros que entierran con sus propias manos decenas y cientos de muertos, están sumergidos en las vanidades del mundo y no se despiertan a su meta y a su fin. Esto debería de hacernos pensar porque la idea que da Salomón es debajo del sol aquí, no mirando más allá del sol, lo que realmente tendría que hacernos recapacitar que es la idea que nos está dando aquí Salomón, nos damos cuenta de que eso no es cierto que aun viendo que la gente muere continuamente no nos paramos a pensar en nosotros y en arreglar nuestra vida delante de Dios para estar con él por la eternidad.

Por eso es que el Rey Salomón enfatiza en la continuación del versículo. Y el que vive debe poner eso en su corazón.” La explicación es que también cuando se va a la casa de duelo, el que vive tiene que poner en su corazón el tema de la muerte y decirse a sí mismo: “¡Yo también moriré!, ¡también por mí sentirán dolor!”, y si no hace eso, no despertará de ninguna forma, incluso yendo a todas las casas de duelo del mundo. El hombre debe despertarse a sí mismo no por miedo, sino para observar este mundo con una mirada realista: “¿Qué tengo que hacer en este mundo en vista de que moriré? Incluso llegaré a tener una posición de prestigio - ¡pero finalmente moriré! quizás llegaré a ser muy rico ¡pero al final moriré!... Si es así, ¿qué cosa significativa hay que hacer en este mundo?...”.

Como consecuencia de esto, lógicamente llegará el hombre a la esencial conclusión que existe un Creador del Universo. Por consiguiente, hablará con Él y Le pedirá que le muestre y que le ayude a ser sal y luz en este mundo como lo fue nuestro señor Yesuha esa es nuestra visión en este mundo.

Somos pasajeros en este mundo

¡En el momento que el hombre se acuerda del día de su muerte, toda la mentira de este mundo se derrumba y nada le puede engañar! El hombre que sabe que morirá, no está dispuesto a gastar esfuerzos en cosas mundanas. Y lo principal - no está dispuesto a malgastar la cosa más vana que existe - ¡el tiempo!, pues nadie sabe cuánta vida le fue determinada en este mundo. También si será larga, pasará con la rapidez de un rayo. Por lo tanto, el hombre pensará muy bien en que invertir su tiempo y no lo gastará en cosas temporales de poca importancia y significado.

Cuando el hombre está cerca de su meta, y goza de cada momento de la vida cumpliendo su finalidad, entonces todos los asuntos mundanos no tienen ningún significado: no tiene ninguna importancia en qué cama dormirá, sobre qué mesa comerá, etc. Todo su interés es cómo aprovechar cada momento para conocer y conectarse con el Creador, cumpliendo su finalidad.

Pero los hombres que invierten todas sus energías y todas sus fuerzas en este mundo, sufren mucho con cada cosa que no les sale bien. Pasan difíciles penalidades para tener éxito sin un momento de descanso. Toda su vida corren con mucha dificultad y enormes esfuerzos para conseguir la comodidad y el prestigio anhelado. Una gran parte de ellos desgastan así toda su vida sin lograr nada. Aun aquellos que aparentemente consiguen todas las comodidades mundanas y la posición de prestigio más honorable- a todos les llega la llamada desde lo Alto, y deben dejar todo lo que consiguieron - no solamente sus bienes materiales, sino también todos los honores y posición que lograron con muchísimos esfuerzos - todo queda atrás y son llevados de aquí sin nada.

Se entiende entonces, que el que invierte toda su vida en este mundo, pierde el doble: pierde este mundo - porque su vida no es vida - y por supuesto pierde también la eternidad. Pero el que invierte su vida en la finalidad, de conocer al señor, gana el doble: gana el Mundo Venidero y también este mundo porque la gente que vive según su finalidad e invierte sus fuerzas, energías y tiempo para lograrla, vive con tranquilidad, felicidad y alegría, e incluso no le falta nada.

Espero que esta reflexión nos haga pensar, cuál tiene que ser nuestro propósito en este nuevo día que empieza y que es un día para aprender, tenemos que seguir creciendo espiritualmente y también como personas aquí debajo del sol, cada día apareciéndonos más a nuestro maestro Yesuha que él es el cual tenemos que imitar porque invitándole llegaremos alcanzar la fe completa, creer en su palabra incondicionalmente eso es fe. Ésa tiene que ser nuestra meta, correr la carrera y llegar hasta el final para recibir la corona de la vida, tenemos que esforzarnos por estar escritos en el libro de la vida, siempre tenemos que estar ansiosos por aprender cada día más y más de su palabra porque ella nos llevará al mundo venidero. Amen.